La campaña parte de la necesidad de buscar salida a las importantes capturas de crustáceos no comerciales realizadas por parte de la flota española.
La munida spp. (langostilla) constituye un descarte importante de la flota arrastrera del Gran Sol, y actualmente no encuentra un aprovechamiento adecuado. ANASOL, impulsora del proyecto junto con el FROM, busca una salida hacia el mercado de alimentación que pueda aportar valor al producto y es por ello que se plantea esta campaña para dar a conocer la especie.
Al tratarse de un producto totalmente desconocido, se ha descartado la promoción directa al consumidor final, centrando la campaña en restaurantes y tabernas de diversas ciudades, aprovechando su carácter de “marisco exótico” y su bajo precio.
El ámbito geográfico ha venido condicionado por la naturaleza de la campaña: lugares con fuerte tradición “tapeo” en los que asegurar la afluencia de público, así como la implicación de bares y restaurantes.